¿CÓMO SE APROVECHAN LAS OPERADORAS DE TELEFONÍA MÓVIL DEL ESTADO DE ALARMA CON LA COVID-19?
Las trabas para la portabilidad entre operadoras
En el proceloso mundo de la telefonía móvil, las operadoras siempre están al quite de cualquier circunstancia que les pueda ser mínimamente provechosa. Y quién nos iba a decir que la pandemia provocada por el coronavirus de Wuhan, podía ser aprovechada por las cuatro gigantes operadoras de móviles nacionales para su provecho.
Todos sabemos que la portabilidad del número es la facilidad que tiene un abonado de irse de una operadora a otra llevándose su número de móvil consigo. Hoy en día, no es descabellado decir que somos nuestro móvil. Lo hemos usado tanto, lo hemos dado a tanta gente, lo tienen tantas empresas y figura en tantas bases de datos, que cambiar de número es prácticamente desaparecer de la nube telecomunicativa. Hasta que el nuevo número vuelva a estar en tantísimos lugares, dispositivos y bases de datos donde solía, pueden pasar meses. Muchos meses. Y eso es inaceptable. De ahí que surgiese hace años la facilidad de la portabilidad. Vaya donde vaya, y pertenezca a la operadora que pertenezca, mi número de móvil va conmigo.
En tiempos normales, hacer una portabilidad no era complejo. Puede ser un trámite telemático, telefónico o personal cara a cara en una tienda. Pero, claro, si ese trámite va a suponer el desplazamiento de gente, la cosa cambia cuando hay un confinamiento provocado por un estado de alarma. Lo prioritario es salvaguardar la salud de todos, incluidos los técnicos o comerciales de las operadoras. Y ahí es donde las operadoras se agarraron para solicitar la congelación de las portabilidades en tiempos de la COVID-19.
Las antenas de telefonía móvil de las azoteas siguen con su función: darnos cobertura. Los técnicos de radio y mantenimiento de las operadoras siguen velando porque esas antenas de telefonía móvil sigan operativas. Que en las azoteas todo funcione. ¡Hay que seguir facturando! Pero, entonces, ¿por qué no se puede solicitar una portabilidad? ¿Por qué nos obligan a permanecer quietos parados en la operadora de la que nos queremos dar el bote? Por cuestiones de salud, argumentaron las cuatro operadoras.
Alguien se dio cuenta de que esta medida arbitraria conculcaba nuestros derechos. Limitar esa libertad comercial de moverse de operadora en operadora por cuestiones sanitarias no parecía correcto. Las operadoras no querían que sus técnicos comerciales se desplazasen a la vivienda de nadie para evitar posibles contagios, pero sí podían desplazarse a una azotea para supervisar las antenas de telefonía móvil desplegadas en ellas por mor de unos contratos de alquiler de azotea.
Así las cosas, el Gobierno no tuvo otro remedio que tomar cartas en el asunto. Tenía que hacer algo para que las operadoras de telefonía móvil no se aprovechasen de este estado excepcional a costa del pobre abonado. Para ello, acordó prohibir a las operadoras que subiesen sus tarifas. Imagínense en esta desgraciada época en la que estamos enganchados más que nunca al móvil, si las operadoras nos suben las tarifas. ¡Se forran! Y por otro lado, acordó permitir la portabilidad de los números de móvil al cambiar de operadora en estado de alarma. Eso sí, la condición es que ningún técnico se traslade a casa del abonado.
La verdad es que llama la atención que repartidores de comida, carteros, mensajeros y transportistas puedan acceder a nuestros domicilios, y los técnicos de las operadoras de móviles para hacer una portabilidad, no.
Son criterios nunca exentos de polémica pero que no queda otra que aceptar. Me atrevo a decir que en pleno confinamiento, los ciudadanos necesitamos, entre otras cosas como la comida o la bebida, telefonía móvil y TV. No me imagino sin la tele, como tampoco me imagino sin libros. Pero sin móvil, esto podría ser catastrófico. Menos mal que las antenas de telefonía móvil de las azoteas están a pleno rendimiento. ¡Que no nos fallen, por favor!