ALQUILAR HOY EN DÍA UNA AZOTEA PARA ANTENAS DE TELEFONÍA MÓVIL
El mercado del alquiler va en alza. Todo cuesta más. La cesta de la compra cuesta más. La gasolina cuesta más. Educar y vestir a nuestros hijos cuesta más. Y, en efecto, si queremos alquilar un piso nos cuesta más. Incluso las hipotecas cuestan más. Pero las operadoras de telefonía móvil viven en un universo paralelo, en un metaverso de yupi. Las operadoras de móviles no quieren pagar más por alquilar sus antenas en las azoteas.
Es cierto que la demanda de azoteas ha bajado sensiblemente desde hace diez años. Ahora se contratan menos y se comparte más en las que ya están ocupadas por alguna operadora. Pero haber nueva contratación, hayla.
La posible nueva demanda de azoteas para antenas de móviles viene muy de la mano del 5G. Donde ya hay antenas, donde ya hay una estación base de telefonía móvil con el 2G, el 3G y el 4G, la operadora arrendataria instala el 5G. Pero la mayor densidad de antenas 5G implica una mayor profusión de azoteas, necesitando de nuevas para instalar esta nueva tecnología. Pero las operadoras de móviles se niegan a un incremento de la media nacional de renta en emplazamientos urbanos. Esta ronda los 9.000 € anuales y las operadoras necesitan ahorrar del entorno del millón de euros anuales en alquileres. Y para ello están intentando alquilar por menores rentas y siguen con sus campañas de coacciones y amenazas para obligar a los arrendadores a dejarse bajar la renta que cobran por el alquiler de la azotea para antenas de telefonía móvil.
Alquilar un espacio en una azotea para poner una estación base de móviles sigue siendo complicado. Y la principal razón no deja de ser otra que el miedo a las radiaciones y al cáncer que estas puedan producir (ver «antenas de telefonía móvil y salud» ) ¡Parece mentira que sigamos con esta fobia a estas alturas de la película! Por eso parecería lógico pensar que la manera de vencer ese miedo por parte de las operadoras fuese una escalada de rentas. Pagar más y más y con ello tapar la boca de los vecinos miedosos. Pero no. Y lo hemos comprobado este pasado verano de 2022 intentando convencer a comunidades de playa de la bondad de alquilar sus azoteas para antenas de telefonía móvil a cambio de una suculenta renta. ¡Ni por esas! Por experimentar, llegamos incluso a ofrecer 20.000 € de renta anual. Nada. Miedo por todas partes y desprecio total al dinero.
Lo vivido es extrapolable a otras provincias y entornos. No hace falta que sea en entornos playeros o veraniegos. Ocurre en ciudades y pueblos de costa y de interior. Hay miedo y, por tanto, las operadoras de telefonía móvil encuentran verdaderas dificultades en alquilar nuevas azoteas. Y en las que ya ocupan empiezan a compartir y subarrendar a otras. Entre ellas se intentan facilitar la vida para desplegar la nueva tecnología de telefonía móvil 5G.
Las operadoras llevan tiempo afianzando alianzas entre ellas, aunque a veces puedan jugar en su contra estas alianzas. La joint venture entre Orange y MásMóvil es un buen ejemplo. Otro es el acuerdo de compartición de azoteas entre Vantage y Totem: el N de España para Totem y el S para Vodafone. La única que permanece sola capeando el temporal es Telefónica Móviles (American Tower). Y esta es una buena manera de burlar las dificultades de arrendar una nueva azotea e incluso de negociar con una comunidad el subarriendo de otra operadora. Los subarriendos empiezan a ser tan sutiles como indetectables. Nos referimos al RAN Sharing, una tecnología de compartición de la red de acceso radio que las operadoras se niegan a considerar siquiera subarriendo por no conllevar ocupación adicional de espacio por parte de la subarrendataria. Aquí la polémica está servida.
Por todo lo anterior, hay que hacer valer las azoteas ante una negociación de alquiler de espacio para antenas de telefonía móvil. En entornos urbanos hay que jugar fuerte e intentar superar la media de los 9.000 €/año. Y lo mismo es aplicable si nos encontramos antena una negociación de prórroga por finalización del plazo contractual. Hay que jugar fuerte y pedir grandes subidas de renta por permanecer otros cinco o diez años en la azotea con las antenas. Y si la operadora no entra al trapo… desahucio al canto y a la calle. Verás que pronto vuelven al redil con las orejas gachas. Todo menos darles aire.